Dios es amor, el alma es amor, el Cosmos se sustenta en el Amor. En su forma universal, es la gran ley de atracción y comprende realidades muy distintas.
El amor vivido a nivel del alma es muy distinto del amor-emoción que procede fundamentalmente del mecanismo del deseo, de la carencia afectiva, de la necesidad de poseer o de dominar, de la proyección sobre el otro que impone condiciones. No debemos confundir el deseo con el amor. El deseo busca frenéticamente una gratificación tras otra. El amor se satisface a sí mismo. Por eso se dice, y con razón, que el Amor ilumina el camino que va desde el ego al alma.
Sin amor no hay Trascendencia espiritual y sin Trascendencia espiritual no hay Masonería.
El pensamiento más representativo de la verdadera naturaleza del Amor es aquel que nos dice que el Amor es la vida de Dios en el alma del hombre. El Amor, con mayúscula, el Amor en su fuente de origen, no es un sentimiento ni una emoción, sino la energía divina que guía los mundos. Es además la fuerza que lo integra todo, que todo lo une, que todo lo incluye.
El Amor es inherente a la naturaleza humana y se expresa como amor por el bien, entendiéndose por bien una realidad con contenido axiológico, con valor positivo. Hablamos del amor por la justicia, la belleza hasta el amor por el Bien Supremo, es decir Dios. La trascendencia espiritual sólo puede lograrse a través del Amor.
Ese Amor con mayúscula, ese Amor por el bien, es el motor del accionar masónico que se expresa en todos y cada uno de sus símbolos: la Escuadra(símbolo del amor por la rectitud moral), el Compás(símbolo del amor por lo sublime, por lo espiritual), la Cadena de Unión(símbolo del amor fraterno), la Trulla o Llana del albañil(símbolo de la maestría, la sabiduría y el amor masónicos), la Estrella Flamígera (símbolo del amor divino en el Hombre) y el Delta Radian (símbolo del amor del Gran Arquitecto del Universo, que se irradia en el Templo y en el Universo todo y del masón hacia Dios, a cuya Gloria trabaja).
Por último, la Biblia, la principal de las Tres Grandes Luces de la Masonería (símbolo de la voluntad divina) nos enseña que el Hombre debe amar al prójimo como a sí mismo, y a Dios sobre todas las cosas. Sin amor no hay Trascendencia espiritual y sin Trascendencia espiritual no hay Masonería.
Comments 3
Excelente artículo.
El Amor todo lo puede y nunca deja de ser.
Que gran enseñanza que para mí en estos momentos me ayudado sobremanera. Muchas gracias. Que el gran arquitecto del universo ilumine sus pasos. Feliz día.
Buen artículo, felicitaciones!