Actualmente, vemos con alarmas la gran cantidad de incendios forestales que afectan la región de la Amazonia. Este hecho es noticioso y parece estar generando algún grado de revuelo político y social a nivel internacional.
El pulmón del planeta arde, siendo así, alarma es lo mínimo que debiera generar. Tocó esperar que un territorio equivalente a la mitad de Europa se encontrará bajo fuego para reaccionar ante la deforestación, así sea por redes sociales.
¿Porque nuestra conciencia crítica tiene que estar ante la catástrofe para ver lo que hace mucho está frente a nosotros?
Preocupa nuestra incapacidad de convivir en armonía con la naturaleza. Constantemente estamos atacando y agrediendo al dueño de la casa.
Nos estamos convirtiendo en dolientes superficiales en algunos casos y en la mayoría en cómplices de la acelerada destrucción del planeta. Parece que se pensara que es ciencia ficción las respuestas que está dando la Tierra a nuestra constante confrontación, respuestas que por demás han sido sutiles y generosas frente a lo que le ha de venir a la civilización humana si no se actúa de inmediato para frenar el gran daño medioambiental que estamos generando.
El calentamiento global, comienza a dar muestras claras de sus consecuencias. El deshielo a consecuencia del aumento de las temperaturas amenaza con generar una catástrofe climatológica sin precedentes. No estamos hablando de efectos que se verán en miles de años, estamos hablando de hoy y de las décadas inmediatas por venir.
Este mensaje del calentamiento global lo viene mandando el planeta hace un buen rato, sin embargo poco o nada se ha hecho para atender la situación.
Hoy la Tierra nos habla con un fuego incontrolable desde su principal pulmón, nos manda un nuevo mensaje desde el Amazonas.
El hombre, debe retomar su conexión y armonía primigenia con la naturaleza, es fundamental que retomemos ese instinto primitivo de amor y respeto por la Madre Tierra, que sembremos en nuestra conciencia y en la de generaciones futuras, la urgente necesidad de entrar en armonía con el planeta, lo contrario a ello, tendrá como consecuencia que el planeta en su necesidad de purificación del virus llamado humanidad, arrase con la agresiva plaga en la que nos hemos convertido.
