El Librepensador.

El término librepensador se usó primero a finales del siglo XVII, pero no se generalizó hasta después de la publicación del Discourse of Freethinking (1713) de Anthony Collins.

El término se aplicó entonces específicamente al grupo de escritores deístas e ilustrados, los freethinkers, formado por Collins, Thomas Woolston, Nicolas Tindal y otros ilustrados ingleses.

Collins definió el librepensamiento como un intento de juzgar una proposición de acuerdo al peso de la evidencia, pero su libro fue interpretado como un ataque a los principios fundamentales del cristianismo. Desde ese día el término librepensador ha quedado asociado entre el pueblo al escepticismo, la falta de fe o infidelidad e incluso el ateísmo, aunque el librepensador actual no rechaza necesariamente el cristianismo, sino que más bien intenta explicarlo.

Un librepensador  es una persona que forma sus opiniones sobre la base del análisis imparcial de hechos y que es dueño de sus propias decisiones, independientemente de la imposición dogmática de alguna institución, religión, tradición específica, tendencia política o de cualquier movimiento activista que busque imponer su punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica.

El término se usó generalmente para definir a los numerosas filósofos franceses ilustrados del siglo XVII actualmente se asocia la palabra librepensamiento a los términos escepticismo y laicismo.

Sin embargo, una definición precisa hay que buscarla en el origen histórico del pensamiento revolucionario que dio origen a movimientos como la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa. Pero con el surgimiento de nuevas ideas filosóficas también se fueron desarrollando nuevas y diferentes maneras de manejar el concepto de Librepensador.

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