Para poder entender un poco más acerca de la subconsciencia y esta parte de nuestro cerebro es necesario que entendamos ciertos conceptos primero, y partamos por diferenciar conciencia de consciencia, aunque a simple vista parecieran ser iguales por la forma en que se escriben, su denotación es muy distinta. Debemos tener en cuenta, además, que una de las diferencias más notables entre consciencia y conciencia, es que la segunda es para los filósofos una «virtud».
Si tuviéramos que utilizar una definición básica y general para diferenciar consciencia de conciencia, sería la siguiente: la consciencia te permite formar parte de tu realidad, percibir cada matiz, estímulo y proceso interno. La conciencia, por su parte, nos permite comportarnos de manera moral y socialmente aceptable. A grandes rasgos nos parece sin duda comprensible y hasta sencillo poder diferenciar la una de la otra. Sin embargo si alguien nos dijera aquello de «soy consciente de mis actos» ¿se referiría quizá al aspecto moral, al perceptivo o quizá a ambos? En estos casos, entramos ya en un plano subjetivo donde todo depende de lo que el emisor quiera expresar.
Pero entonces ¿Qué es la conciencia? Decía el matemático y filósofo Blaise Pascal que la conciencia es el mejor libro de moral que tenemos. Y este no se equivocaba. Esta realidad se refiere, básicamente, a esa capacidad que tenemos las personas para saber qué actos, pensamientos, palabras y situaciones son correctas y cuáles no. Es un concepto moral y ético; sin embargo, de este modo, cuando decimos que alguien “tiene conciencia”, estamos valorando que esa persona tiene valores morales. Nos referimos a ella como alguien que intenta vivir de acuerdo unas normas básicas de respeto y equilibrio.
Definamos ahora ¿Qué es la consciencia? Consciencia es algo más que estar despiertos, que tener los ojos abiertos y sentirnos parte de esa realidad sensible que nos rodea. William James, padre de la psicología norteamericana, fue uno de los primeros autores en abordar la comprensión de esa diferencia entre consciencia y conciencia. Como filósofo, psicólogo y científico, definió la consciencia a través de una serie características que nos permitirán comprenderla mucho mejor: La consciencia es subjetiva. No tiene nada que ver con la ética o la moral. Es un proceso personal donde uno es consciente de sus propios pensamientos, de su realidad interna, se relaciona con el pensamiento, por lo tanto siempre está en constante cambio, es un continuo que nunca se detiene, que siempre está procesando información, atendiendo a estímulos. La consciencia es el mayor enigma del ser humano.
La segunda, tiene que ver con el sentido de responsabilidad, con los valores y conocimiento de cada uno por su propia persona y sus actos. La consciencia es todo lo que experimentas. Es esa canción que se queda en tu cabeza. Es la dulzura de la mousse de chocolate, el dolor palpitante de un dolor de muelas, el amor por tus hijos, tu rutina diaria en las mañanas y la seguridad de que algún día vamos a dejar este mundo.
Si bien la mente consciente es extraordinaria, la mente subconsciente es aún más impresionante. Mientras que la mente consciente procesa una elección o una acción, la mente subconsciente procesa elecciones y acciones inconscientes. Una vez activada, las metas, las elecciones y las acciones subconscientes persisten hasta que se cumplen. Las investigaciones indican que no es posible dominar el inconsciente Sin embargo, existen actividades y ejercicios que te permiten acceder o expandir la consciencia de tu subconsciente pero, ¿qué es exactamente el subconsciente?, ¿cómo funciona? El psicoanálisis define el subconsciente como la parte menos accesible de nuestra mente, donde se encuentran recuerdos e impulsos reprimidos, La psicología actual descarta el término, centrándose sólo en la existencia de la conciencia y el inconsciente.
La mente subconsciente trabaja día y noche, y se aprovecha del poder de la Inteligencia Infinita para convertir los deseos de cada persona en su equivalente físico. Funciona independientemente hagamos esfuerzos para influenciarla o no. Todos los impulsos le afectan, por ello es tan importante controlar la consciencia. No podemos controlar totalmente nuestra mente subconsciente, pero podemos programar en ella cualquier plan, deseo o propósito que queramos conseguir.
Pero, puede este ¿hacernos mejores hombres? Por supuesto que sí, La masonería es, en fondo y forma, una iniciación espiritual por medio de símbolos, Jung dice que el símbolo se expresa en mil lenguas a la vez, penetra en el subconsciente colectivo y allí despierta arquetipos que provocan energías psíquicas, desde el momento de nuestra iniciación como Francmasones le estamos enviando nuevas señales a nuestro subconsciente para hacer que este durante su proceso de trabajo diario, nos ayude a ser hombres útiles para nuestra sociedad, no basta solo con actuar bien si en tu interior no quieres hacerlo, debemos educar a nuestro subconsciente de forma que este nos lleve a eso que tanto buscamos, ese grado de pureza que nos ayude a ser luz para los demás
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Que publicación tan excelente, me agradan estos temas, y me recuerdan tanto a mi padre quien pasó al oriente y pertenecía a esta gran fraternidad. Me deleitaba con estos temas tan importantes para mi crecimiento personal y espiritual.