Es por medio del silencio que nuestra mente encuentra un espacio para centrar toda la atención y sentidos en una reflexión de nuestro propio ser.
El silencio es una oportunidad para dejar fuera de nuestra mente todo pensamiento, inquietud o tema que distraiga nuestra atención en un momento necesario para el encuentro con nosotros mismos.
La acción del silencio, nos invita a activar nuestra consciencia con base a un estado reflexivo, calmo y de meditación, donde nuestra esencia este en viva conexión con todas las sensaciones de nuestro entorno.
No se trata simplemente de un silencio como expresión exterior, se trata de un estado mental y espiritual consciente que debe reinar al interior de cada persona en determinados momentos en que se siente una necesidad interior de tranquilidad.
Es precisamente, esa actitud silenciosa, en todos los ámbitos anteriormente mencionados, es decir, desde un enfoque textual y desde un enfoque de actitud interiorizada en la consciencia, lo que le permite al individuo tener una sincera y profunda asimilación , compresión de su propio pensamiento.
El silencio es también un elemento clave para aprender a escuchar y en consecuencia gozar de una mayor compresión de lo escuchado.
En conclusión, el silencio es una convocatoria a introducirnos a lo más profundo de nuestra mente por medio de la reflexión y la meditación, consciente en plenitud del uso de nuestros sentidos.