Entrevista con el escritor y masón español Amando Hurtado.

Por: Orlando Avendaño Calderon.

Cuando fui iniciado en la masonería hace más de seis años, surgieron en mí varias interrogantes sobre esta augusta orden que me abrió las puertas a sus antiguos misterios. Desde ese entonces, me he visto a la tarea de buscar en diversos materiales y documentos masónicos, aquello que me ayudaría a responder las interrogantes que todos los masones nos hacemos en algún momento, y que nunca dejaremos de hacer: ¿Qué es la masonería? ¿Qué significa la masonería? ¿Qué buscan los masones? y ¿Por qué soy masón?

Uno de esos documentos que tuve la oportunidad de adquirir durante estos años de investigación y aprendizaje, y que me ayudan a encontrar las respuestas a esas inquietudes, fue un libro que lleva precisamente por título: “Por qué soy masón”, el cual fue escrito por el Maestro Amando Hurtado.

El Maestro Hurtado es licenciado en Derecho egresado de la Universidad Complutense de Madrid. Fue iniciado en la masonería en el año 1990 y dos años después, cofundó la Respetable Logia Génesis N° 73 llegando a ser el primer Venerable Maestro de esa Respetable Logia. Por otra parte, el Maestro Hurtado es grado 33° del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y entre los años 2007 y 2011 escribió más de 100 artículos de prensa para el periódico digital El Plural; además, es miembro del Consejo Editorial de la revista Cultura Masónica y su obra masónica es reconocida a nivel mundial. Y hoy, para Masonería Global, tuve el honor de conversar con este destacado autor quien, muy gentilmente, hizo un espacio en sus ocupaciones para concederle esta grata entrevista a este medio de comunicación.

¿Cuál ha sido el rol de la Masonería en la historia de España?

No soy ni historiador ni sociólogo y mi opinión sólo puede expresar mis impresiones personales como ciudadano masón.

En mi opinión, creo que habría que distinguir entre la Masonería como institución iniciática y los masones como posibles transmisores del ideal masónico de fraternidad.

Por otra parte, habría que diferenciar las tres secuencias históricas que abarca el tema: siglo XIX, siglo XX y siglo XXI. El siglo XVIII, por lo que respecta a la masonería española, queda en una nebulosa semi-mítica en la que figuraron miembros ilustrados de la nobleza, en algunos casos gestores de una deseada modernización de la administración del Reino de España y de su decadente imperio, pero sobre cuya inserción en logias españolas activas no existe, por ahora, evidencia documentada. Pienso en José de Carvajal, en el marqués de la Ensenada, el conde de Montijo, Ricardo Wall o el muy debatido conde de Aranda. La Inquisición, como institución estatal, seguía funcionando…

A principios del siglo XIX fueron los militares invasores franceses los creadores de logias regimentales dependientes del Gran Oriente de Francia y a ellas se fueron uniendo españoles ilustrados, los llamados “afrancesados”, que luego crearían las primeras logias nacionales activas, ya que las pocas fundadas sobre todo por comerciantes extranjeros en el siglo XVIII (como la famosa Matritense) se habían ido extinguiendo, aunque alguna lograra subsistir… A los masones españoles de la etapa napoleónica (lo mismo que a los criollos hispanoamericanos) les movía el afán de progreso social que representó la Revolución francesa y sus logias eran, ante todo, espacios de pensamiento libre. Fueron aquellos defensores de “la Pepa”, nuestra primera Constitución, quienes tuvieron peso muy específico para iniciar una transición de régimen que desgraciadamente fué duramente abortada por los consabidos custodios de la “tradición” hispana. Salvo en casos limitados, aquellos hermanos masones compartían un concepto más bien socio-político de la “iniciación”. Fueron pioneros del liberalismo en España, desempeñando un papel importante en la reivindicación de los derechos ciudadanos conducente a la caída de la monarquía borbónica de 1868. Fué a partir de entonces cuando fueron consolidándose y creciendo las obediencias masónicas en las que se encuadraron a menudo hombres ilustres, no siempre ejemplarmente avenidos. La Masonería del último tercio del siglo XIX estuvo de moda en España, aunque lo que solía entenderse por “iniciación” se limitaba a la ceremonia de recepción en una logia.

Pero la mayor aportación masónica, culturalmente revolucionaria en la España decimonónica, fue la creación de la Institución Libre de Enseñanza (ILE) en 1876, que habría de perdurar hasta 1936. Julián Sanz del Rio, catedrático de la Universidad Central de Madrid y discípulo del filósofo masón alemán Karl Christian Krause, influyó decisivamente en la concienciación de la necesidad de renovación de la enseñanza en España. Entre los “rebeldes”, por no aceptar la dogmatización religiosa y exigir la libertad de cátedra, se encontraban entonces los profesores Francisco Giner de los Ríos, Nicolás Salmerón y Gumersindo de Azcárate, discípulos de Sanz del Río que presididos por Laureano Figuerola crearon la ILE, asociación a la que se sumaron o apoyaron, entre otros, Joaquín Costa, Leopoldo Alas (Clarín), José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Menéndez Pidal, Antonio Machado, Joaquín Sorolla, Santiago Ramón y Cajal, varios de ellos masones socialmente muy activos.

La Institución Libre de Enseñanza extendió su radio de acción a la enseñanza primaria y secundaria, sin separación de sexos, y abrió nuevos cauces a la cultura española creando la Junta para la Ampliación de Estudios, el Centro de Estudios Históricos y la modélica Residencia de Estudiantes. Más tarde, durante la 2a República, patrocinó las Misiones Pedagógicas, llevando la alfabetización y la cultura a centenares de pueblos españoles.

Por supuesto, todo posible desarrollo de aquellas iniciativas masónicas quedó suspendido desde 1936 durante la longeva dictadura nacional-católica, también llamada “franquista”.

¿Cuáles son los principales retos de la Masonería de España en la actualidad?

Creo que el objetivo primordial de la Masonería es “hacer masones”. Y hacerlos con arreglo a su tiempo histórico, manteniendo el ideal de fraternidad universal que motivó el surgimiento de nuestra Institución y el método simbolista ritualizado a través del cual nos vamos “iniciando”.

En las dos primeras décadas del siglo XXI se percibe en las obediencias adogmáticas (que son las que yo conozco mejor) una decantación del concepto de “iniciación”. La solidaridad, per se, no es patrimonio exclusivo de la Masonería y aún lo es menos la generosidad caritativa. La Fraternidad a la que aspiramos los masones exige, en primer lugar, un conocimiento de nosotros mismos que nos permita reconocernos en los demás abriéndonos a la tolerancia y al diálogo como hombres y mujeres libres. Es lo que nos propone el primer grado iniciático, simbolizándolo como “silencio del Aprendiz”. Evidentemente, el mero hecho de ingresar en una logia no nos convierte en “iniciados”, sino en iniciandos. Ello es sólo el primer e indispensable paso de un largo camino vitalicio. No ingresamos en una ONG más por sentirnos solidarios de alguna causa justa (con el respeto que eso merece también). Ése creo que es el reto más importante, no sólo para la masonería española, sino para nuestra Orden a nivel mundial, en un mundo consumista en cuya escala de valores se lleva la palma, más que nunca, el “éxito” competitivo, la ganancia…

Por otra parte, nuestro segundo grado masónico nos impulsa al aprendizaje de los conocimientos de nuestro tiempo, resumidos simbólicamente en los antiguos Trivio y Cuadrivio. Hemos de ser hombres y mujeres de hoy adaptando nuestro lenguaje y nuestra actitud a la realidad del espacio y tiempo de un mundo globalizado. Nuestra metodología simbolista nos lo permite sin renunciar a la esencialidad masónica. Nuestros rituales, creados en la Europa de los siglos XVII, XVIII, XIX, son contenedores de una tradición que nos identifica, pero no son un fin en sí mismos como parecen creer algunos. Seguir hablando de Moisés, de Salomón o de los templarios como modelos éticos o seguir amenazando a un inocente aspirante a la iniciación con ser poco menos que descuartizado si revela “nuestros secretos” me parece un error.

Nuestro Universo no es ya sólo el de Aristóteles, Confucio o Newton, sino también el de Plank, Einstein y la Física cuán-ca. Todo un reto, en España y en todas partes.

¿De qué forma cree usted que la masonería pueda contribuir al desarrollo social en España?

En España la Masonería, como institución, es hoy una entidad socialmente desconocida. Los poderes fácticos han sido durante siglos la Iglesia Católica, el Ejército y las oligarquías protegidas por ellos. Afortunadamente la situación actual no es la misma, pero la huella que dejaron es profunda. A ello se debe la casi total ausencia de personalidades públicamente conocidas y culturalmente referenciales en la masonería española actual. Lo que no quiere decir que no haya actualmente en su seno masones de gran valía humana, puertas adentro. Hay aún miedo a manifestarse como masón o masona en una sociedad en la que la democracia es todavía más formal que real en algunos aspectos.

Creo en la perseverancia y la ejemplaridad individuales como factores determinantes de una contribución al desarrollo social. Como he dicho antes, la misión de la Masonería es “hacer masones” que puedan terminar fuera de sus templos el trabajo emprendido dentro de ellos. La divisa que nos une es: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

¿Cómo fueron sus comienzos como escritor? ¿fue inspirado por alguien o alguna situación en particular? ¿Cómo surgió la idea de su libro “Por qué soy masón”?

Yo no me considero “escritor”, sino divulgador de pensamiento masónico tal como yo lo siento. La oratoria no es lo mío y escribir me permite reflexionar y corregir buscando sencillez en la exposición (no siempre es fácil). Durante varios años fuí comentarista en un periódico digital español…Si en lugar de optar por la licenciatura en Derecho, siendo aún un adolescente, hubiera identificado mi vocación real me habría dedicado al periodismo.

Cuando yo ingresé en masonería (1990) no existían libros de didáctica masónica en castellano, a diferencia de lo que ocurría en Francia, por ejemplo. Aquí imperó una idea muy cerrada del secretismo, justificable por las circunstancias socio-polí-cas endémicas de nuestro país. Los muy escasos libros publicados por masones españoles anteriores a la guerra civil de 1936/39 no se habían reeditado nunca y lo que publicaba el jesuita Ferrer Benimeli describiendo la estructura de la masonería española durante el período de la “Restauración” borbónica no tenía la menor finalidad iniciadora. Por ello, aproveché mis frecuentes visitas a Francia por motivos laborales para adquirir libros escritos por hermanos masones, encuadrados principalmente en la Gran Logia de Francia y en el Gran Oriente, desarrollando una diversidad de temas en torno a nuestro simbolismo, nuestra historia y nuestra filosofía existencial.

Pensé que era hora de ofrecer a los posibles interesados españoles un resumen de nuestro ideal y de nuestra metodología simbolista y decidí publicar “Por qué soy masón”, en 1994. El librito, editado por Edaf, ha sido reeditado y difundido reiteradamente durante los primeros años de este siglo, más allá de lo que yo esperaba. Por lo que respecta a España, creo que he sido autor pionero en el posfranquismo y que, afortunadamente, la bibliografía masónica española es ahora abundante.

Por supuesto, aquel primer libro reflejaba un estadio de mi andadura masónica. Han pasado muchos años y, aunque nada esencial haya cambiado en mi ánimo, creo que podría completarlo hoy día en varios aspectos. Ocurre cada vez que releemos algo escrito en algún momento anterior. En mi caso fué lo que me llevó a escribir y publicar otros tres libros, siempre en torno a la temática masónica.

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