Por: Equipo de Masonería Global
En medio de la trágica espiral de violencia que se ha desatado recientemente en Israel y Palestina, no podemos quedarnos callados ante el derramamiento de sangre y la destrucción que amenaza con desgarrar aún más una región que ha sufrido décadas de conflicto. Esta situación exige una mirada crítica y reflexiva sobre las causas y las responsabilidades que subyacen a este desgarrador conflicto.
El reciente ataque sorpresa de Hamás desde Gaza, que dejó más de 1200 israelíes muertos, fue un acto de violencia inexcusable. Pero, ¿cómo llegamos a este punto? ¿Qué papel desempeña Israel en esta escalada de hostilidades?
Es necesario reconocer que el conflicto en Israel y Palestina no se reduce a un solo episodio. Esta es una confrontación que lleva más de dos siglos, en la que ambas partes han cometido errores y actos violentos. Los ciclos de violencia han sido provocados tanto por acciones de Israel como por ataques de Hamás y otros grupos militantes palestinos. La violencia solo ha engendrado más violencia.
La respuesta de Israel, incluido el «sitio total» de Gaza, ha desencadenado temores de una catástrofe humanitaria en un territorio ya empobrecido y asfixiado por un bloqueo de 16 años. Israel ha prometido que no permitirá la entrada de electricidad, alimentos, agua ni combustible a Gaza. Esto es inhumano y no puede justificarse en nombre de la seguridad nacional. La población civil, que ya sufre las consecuencias de este conflicto, no debería ser castigada aún más.
Estados Unidos ha prometido apoyar a Israel en este conflicto, calificando los ataques de Hamás como «maldad pura y dura». Sin embargo, es esencial que la comunidad internacional y Estados Unidos consideren la importancia de un enfoque imparcial y equitativo para abordar la situación.
Masonería Global, siempre llama a la paz y la coexistencia. Es un llamado que debe resonar en todo el mundo. La paz no es un signo de debilidad; es un acto de valentía y sabiduría. Debemos como sociedad presionar a todas las partes involucradas para que se sienten a la mesa de negociación y busquen soluciones pacíficas. La vida humana debe ser prioritaria sobre cualquier diferencia política o religiosa y mientras esto no se entienda seguirán las guerras que tanto daño le hacen a la existencia humana.
A la ya barbárica e inaceptable invasión Rusa a Ucrania, se suma ahora una nueva guerra en nuestro planeta, la humanidad esta plagada de malos lideres, personajes que enloquecidos por el poder no buscan el bienestar de sus pueblos si no la plenitud del ejercicio de sus egos. La Masonería nos deja muy claro que la religión y la política han sido desde siempre un alimento para la guerra. La religión que nos lleva a la guerra sin duda nos aleja de Dios, la política que nos lleva al sufrimiento no merece ser gobierno.
En medio de esta espiral de violencia, es hora de que todas las partes involucradas se detengan, reflexionen sobre el sufrimiento que han infligido y se comprometan con un camino hacia la paz. Solo entonces podremos romper el ciclo de la violencia y ofrecer un futuro más prometedor a las generaciones venideras.