La mayoría los seres humanos hemos estado alguna vez desmotivados, sin ganas de hacer nada, y a pesar de esto actuamos y llevamos a cabo lo que tengamos que hacer, pero lo hacemos con muy poco nivel de motivación, sin ilusión ni interés, casi como si fuésemos robots. Estas experiencias cotidianas para muchos, son ejemplos de uno de los sentimientos más desagradables que llegamos a sentir: La apatía.
¿Pero que es realmente la apatía? Es un término psicológico para definir un estado de indiferencia, en el que un individuo no responde a aspectos de la vida emocional, social o física. Para comprender su significado, debemos investigar en la historia, en el origen del concepto. A pesar de que fueron los cristianos los que adoptaron este término para referirse al desprecio de todas las preocupaciones mundanas (estado de mortificación), no comenzó a aceptarse entre la población hasta la Primera Guerra Mundial, en la que las atroces condiciones de la batalla llevaban a la “apatía” a millones de soldados. Según el Diccionario de la Real Academia Española el término proviene del vocablo latín “apatheia” el cual hace referencia a la falta de fuerzas, al desgano, a la indiferencia y la propia desidia, entendiendo que todos estos términos se vinculan al estado de ánimo en el que una persona no quiere hacer nada, está a la deriva, o sencillamente le da igual lo que pueda o no ocurrir en su alrededor.
Apatía significa literalmente “falta de sentimiento”. Puede parecernos algo exagerado, sin embargo, solo nos basta con recordar la última vez en que la apatía nos abrazó de pies a cabeza para entender que incluso nosotros mismos nos sorprenderemos por el estilo de pensamiento que rondaban nuestra mente, en muchas ocasiones, la apatía puede ser confundida con términos como la pereza o tedio, sin embargo, cuando se está en presencia de un problema psicológico no tienen nada que ver entre sí. Mientras la apatía diagnosticada se puede entender como el producto de una enfermedad como el estrés o la ansiedad, la pereza es un pecado capital según lo expresado en la Biblia, ya que una persona que tiene pereza sufre de un estado en el que su alma esta pérdida o completamente destruida.
También podemos encontrar el vocablo utilizado en otros aspectos cotidianos. Por ejemplo, podemos citar la apatía social o apatía ciudadana, que es aquella que sienten los ciudadanos del común social por los problemas de su sociedad o de su país, es decir, tiene pleno desinterés y no les importa de manera alguna lo que sucede en su alrededor, de igual manera, la apatía sexual es aquella que tiene que ver cuando uno de los integrantes de la pareja pierde el deseo sexual por el otro, esto puede ser causado por distintas razones. La apatía entonces es la falta de interés, desapego o indolencia.
Dicen de la apatía que es como una maldición, que cuando te atrapa ya no te suelta y entonces, emborrona la vida, apaga las ganas y hasta los sentimientos. Es un estado de ánimo donde la desmotivación colapsa la mente, donde desaparecen las ilusiones y hasta el cuerpo duele. Nos faltan la energía y las ganas, somos como prisioneros de un embotamiento físico y mental absoluto, ¿apatía es lo mismo que depresión? Al respecto de esta duda cabe aclarar dos cosas. Si bien es cierto que la depresión en ocasiones cursa con apatía, esto no siempre es así. No en todos los casos. Podemos tener personas diagnosticadas con un trastorno depresivo donde no aparece la apatía y a la inversa. Es decir, la apatía por sí misma no es un indicador directo de la depresión.
Ahora bien, todos en un momento dado nos podemos equivocar y aun cuando la equivocación sea muy grande, nunca será comparable a la apatía, pero sí hay solución, contra la apatía está la curiosidad, un error puede cegar al ignorante que nada lo hace dudar, pues nada sabe, pero cada error tiene una realidad por objetivo, esto lo saben los amantes del saber, los que no se conforman con lo que escuchan, así dominan la apatía, no permitan que les atrape ese mal, afirmamos que apatía y curiosidad son términos contradictorios, por curiosidad se busca, por curiosidad se encuentra, a la curiosidad se deben las ciencias y las artes.
Allí es donde entra nuestra cualidad de masones, la masonería nos enseña a ser libres de pensamiento y siempre cuestionarnos, lo que nos lleva a ser muy curiosos por el estudio y lograr vencer la apatía.
Apelando a este mismo principio quiero que nos cuestionemos lo siguiente ¿Existe la apatía en la masonería? Esta es una pregunta que debemos hacernos siempre a lo interno de cada una de nuestras logias, muchas veces vemos como muchos QH de distintos grados abandonan los trabajos por factores como la impuntualidad en las tenidas, la poca participación de los demás QH o muchas veces la monotonía de los trabajos, es decir la apatía llego a al seno de nuestras logias y las devoró, mi invitación hoy es que ayudemos a cada uno de nuestros QH a superar la apatía, la cual en ciertas ocasiones puede ser generada por un problema de salud o por distintos factores. No dejemos que la apatía nos gane la batalla, no seamos desinteresados ni apáticos, procuremos no hacer monótonas las Tenidas participando activamente en ellas, guardemos la compostura debida y mantengamos siempre la Disciplina, Armonía y Fraternidad con los demás Hermanos.
Finalizo con la siguiente frase, “Deja de decir deseo, y empieza a decir lo haré”.