Al entender que la Masonería, es una medida para el hombre y que para ello utiliza las herramientas que datan desde la época antigua de los picapedreros, como el Compas y la Escuadrada, empezamos a alumbrar el sendero hacia la construcción moral del masón.
La Masonería cree que la grandeza del hombre puede ser medida, no por sus riquezas o fama, sino por su carácter, por sus acciones y sus verdades, su tolerancia, su caridad y capacidad de amor por sus semejantes. Allí destacamos entonces, la tolerancia como aspecto transcendental de la geometría del hombre, el único medio de convivencia entre seres humanos libres e iguales y de tan distintas formas de pensar, sentir y actuar en lo político, lo religioso y lo social.
En el Diccionario Filosófico de Francois Voltaire, al preguntarse ¿Que es la Tolerancia?, se define: “Es nada menos que la panacea de la humanidad -responde-. Todos los hombres estamos llenos de flaquezas y errores, razón por la cual debemos aprender a perdonarnos recíprocamente, como dicta la primera ley de la naturaleza.
La discordia es la gran calamidad que padece todo el género humano y la tolerancia supone su único remedio.
La tolerancia en Masonería ha de ser un medio de equilibrio natural, para ello entres los eslabones de la cadena, que son todos los hermanos de la orden, debe reinar el amor fraternal. La tolerancia se vuelve entonces en un ejercicio de la conciencia de quien escucha y de quien es escuchado, en el caso de de quien ejerce la palabra, lo hace ejerciendo su derecho inalienable a expresarse libremente y al mismo tiempo su obligación de hacerlo de manera respetuosa y fraternal, el que escucha lo hace con serenidad y respeto a las ideas racionales, aportando a posterior con sus ideas al enriquecimiento colectivo del taller y a la vez, estableciendo una relación simbiótica de tolerancia mutua en ambos.
La tolerancia y respeto a la diversidad de ideas son principios inalterables de la Masonería. Para entender lo fundamental de la tolerancia del masón desde tiempos antiguos, señalaremos el artículo 12 del Manuscrito Regius redacto en 1390, presente en el Manual de los Antiguos Cargos o deberes, al afirmar: “El duodécimo artículo es de gran honradez. Pues todo masón, allá donde se encuentre, No debe despreciar el trabajo de sus compañeros. Si quiere mantener su honor; Con honestas palabras lo aprobará, Gracias al espíritu que Dios le ha dado; Pero mejorándolo con todo tu poder, Sin ninguna duda entre los dos”.
Ahora bien, el ejercicio de la tolerancia como principio del Masón no se limita solamente a su relación con sus hermanos, sino también con el mundo que lo rodea, el masón debe procurar que reine el orden sobre el caos con tolerancia y humildad, para ello poner en práctica los conocimientos aprendidos en la orden, en cada aspecto de su vida, en cada paso perdido en el mundo profano para contribuir a elevar una sociedad más justa, igualitaria y fraternal, más aún en estos tiempos modernos donde los dogmatismo y fundamentalismo nublan la conciencia del hombre.
Hermanos, trabajemos en pulir nuestra piedra bruta; comencemos por ser tolerantes entre nosotros mismos para que luego proyectar la Tolerancia hacia toda la humanidad.