Al hablar de la vida, se puede estar hablando tal vez del elemento primario de la creación, del principio de todo o incluso del todo en sí mismo.
La simple palabra vida es poderosa y profunda, su origen proviene del Latin (vita), a su vez emana del término griego “Bios” todos ellos significan vida. Eran usadas para distinguir a elementos vivos de de elementos carente de vida como por ejemplo una roca.
Es común asociar la vida a la creación, bien desde conceptos científicos complejos que se arriesgan incluso a definir la creación misma de El Universo. Partiendo de un fenómeno atómico y de esa formación originaria derivar la creación de todo lo demás existente dentro de El Universo, o desde enfoques religiosos, menos científicos claro está, en donde hay un creador de todo y cuanto existe, por lo cual el origen mismo de la vida proviene de la obra del creador.
Un enfoque biológico va mas allá de solo la creación y engloba la vida en el nacer, crecer, reproducirse, morir y en algunos casos evolucionar. Dando garantía a través de ello de la existencia de la vida mientras los elementos tengan capacidad de reproducirse.
El gran valor que los humanos damos a la vida ha quedado demostrado a lo largo de la existencia misma del hombre y mucho mas afirmado con el desarrollo de las civilizaciones.
La mayoría de las culturas y religiones valoran a tal grado la vida que desde tiempos remotos exponen esta como un elemento existente incluso mas allá de la muerte.
Muchas culturas le dan vida propia al alma o al espíritu una vez desprendido del cuerpo material, ubicándolos en un plano ya no terrenal pero en el que la vida se perpetúa en forma inmaterial por lo cual en aquel plano y desde ese enfoque la vida continua de manera eterna.
Ya desde un enfoque global, podríamos considerar que la vida nunca se ha desprendido de la creación, al contrario que la propia vida se ha convertido en fuerza creadora de nueva vida. Los anterior bilógicamente justificado por la reproducción, atómicamente por la división de los átomos en millones de partículas y su vez estas en millones más, en fin una cadena constante de creación derivada de la vida ya existente.
Sobre el origen científicamente aceptado de la creación originaria de El Universo, el Big Bang y en consecuencia del origen de todo dentro de él, incluyendo la vida, podemos concluir que es un hecho teórico de gran aceptación y promoción. De haber sido tal elemento la fuente primaria conocida de la creación, quedara siempre la duda sobre ¿Cuál fue la fuente creadora de los elementos que hicieron posible el big bang? O simplificada ¿que existió antes del big bang y de dónde provino o que lo creo?
Con base a las anteriores interrogantes tal vez podríamos concluir que llegar al origen del origen, para así llegar entonces a la verdadera fuente primaria de la vida derivara siempre en nuevas y cada vez más complejas interrogantes.
Desde el enfoque de la Masonería, la vida en el individuo es un tránsito hermoso y eterno, que ejemplifica las tres etapas de la vida del hombre niñez y juventud, adultez y la madurez acompañada por la vejez. Tras esos tres siclos anteriores el masón pasa al Oriente Eterno, allí donde su avanzar continúa en otro plano de evolución de vida.
Los masones somos y debemos ser filantrópicos, amantes de la vida en su conjunto, de la vida humana, animal o vegetal. Lo anterior es un estado de consciencia que hace al individuo protector de la gracia misma de la creación, respetuoso de todo principio vital y promotor armónico de convivencia entre los distintos elementos con los que cohabita.
La vida en efecto es un regalo maravilloso, de donde provenga tal regalo con certitud no lo sabemos, sin embargo resalta como valor la importancia de preservar lo que anteriormente he llamado el más hermoso regalo.
Si bien los individuos no somos dueños ni de nuestra propia vida, bien podemos ser conscientes que la vida y la evolución van directamente asociadas, pues es posible que sin evolución la vida se estanque.
Es de la evolución de donde si podemos echar mano, al menos en el espacio tiempo donde se nos permita maniobrar y aportar. Rescato del presente trabajo la misión filantrópica, una tarea profunda que ha de comenzar en cada individuo y que jamás debe ser delegada en manos de otros, pues la vida nunca fue un hecho individual y en consecuencia quien tiene en sus manos parte de tal tesoro siempre deberá cumplir con su cuota de responsabilidad vital y de forma consciente sobre si mismo evolucionar con un portador de vida.